lunes, 26 de enero de 2009

El cine, máquina para pensar el tiempo


Otro de los asombrosos méritos del cinematógrafo es el de multiplicar y suavizar enormemente los juegos de la perspectiva temporal, de habituar la inteligencia a una gimnasia que le resulte siempre difícil: pasar de un absoluto inveterado a unos condicionales inestables. Incluso esta máquina que estira o condensa el tiempo, que nos enseña su naturaleza variable, que predica la relatividad de todas las medidas, parece provista de una especie de psiquismo. Sin ella no veríamos nada, y por lo tanto nada comprenderíamos, de este que puede ser materialmente un tiempo cincuenta mil veces más rápido o cuatro veces más lento que aquel en que vivimos. Esa máquina es útil, por cierto, pero su juego brinda una apariencia tan elaborada, tan preparada para el uso del espíritu, que se la puede considerar ya pensamiento a medias, y pensamiento de acuerdo a las reglas de un análisis y de una síntesis que el hombre hubiese sido incapaz de realizar sin el instrumento cinematográfico.


Jean Epstein "La inteligencia de una máquina"