jueves, 23 de julio de 2009

Narrativa eficaz en el cortometraje


Pese a que algunas de esas teorías han quedado asentadas y han establecido fórmulas por las que se juzga el resto, no existe una manera adecuada de contar una historia. Sin embargo, sí existe una manera incorrecta de hacerlo que se caracteriza, obviamente, por una narración que no capta la atención del público.


TRUCOS DEL OFICIO

El truco de la narrativa eficaz no consiste en lo que cuentas, sino en cómo lo cuentas. Un buen orador puede hacer que lo cotidiano sea cautivador (como en el caso de los cómicos de stand-up Eddie Izzard y Jerry Seinfeld, por ejemplo), mientras que un mal conferenciante puede contar una abducción extraterrestre como si estuviera recitando la lista de la compra. El modo en que cuentes una historia afectará también cómo la interprete el público. Existe una triquiñuela generalizada, que acostumbran a utilizar los medios de comunicación para influir en la opinión de la gente o para granjearse su simpatía hacia una persona o un acontecimiento. Si bien dicha práctica es reprochable en el periodismo, es la mejor herramienta para contar una historia de ficción.

En los cortometrajes, así como en las historias cortas, tienes que presentar a los personajes clave de modo que hagas que el público comparta emociones con el protagonista, el héroe, cuanto antes mejor, porque no dispones de tiempo para ponerles en antecedentes biográficos. Asimismo, tienes que evocar una respuesta emocional negativa hacia el antagonista. En ocasiones, si eres lo bastante listo, puedes despertar una mezcla de sentimientos negativos y positivos respecto de un mismo personaje, dependiendo de la percepción individual del público. Lo más importante es que cautives cuanto antes al espectador.


PÍLLALES RÁPIDO

Existe el consenso generalizado acerca de que, en los largometrajes, tienes que hacerte con el público en los primeros diez minutos, aunque probablemnte se refiera en realidad a que tu guión tiene que cautivar al lector de la productora durante las diez primeras páginas para que no se le caiga de las manos y tu obra acabe en el montón de los rechazados. Mayoritariamente, la audiencia seguirá en su butaca contemplando aquello que han pagado por ver, aunque sea a la espera de que pase algo en la pantalla. En el caso de los cortos, puede que no tengas ni diez minutos para contar tu historia, así que tendrás que ir al grano cuanto antes.

Las películas de metraje corto, igual que las historias cortas, son instantáneas o viñetas de una historia más amplia, pero están contenidas en un formato. Los cortos acostumbran a consistir en un solo acto que alcanza un clímax en el que nos sorprenden con un giro o una frase con la que se remata la historia, como en un chiste. Normalmente la historia de un corto no sigue las mismas evoluciones que la de un largo, con su estructura de tres actos. Aunque eso no significa que no puedan hacerlo.

Los siguientes métodos narrativos acostumbran a utilizarse en los largometrajes, pero es fácil adaptarlos a los cortos. Sería difícil aplicarlos a las variedades de uno o dos minutos, pero incluso en esos casos existe un inicio, un desarrollo y un final. Sea cuál sea el método por el que optes, tu historia tiene que cautivar al público, y debes contarla tan concisamente como puedas. Un corto tiene que ser tan breve como sea posible, sin que eso entorpezca el contexto y el fluir de la historia.


FÓRMULA HOLLYWOODIENSE

Según lo que se conoce como fórmula hollywoodiense, la estructura de los tres actos cumple las veces de guía para contar un inicio, un desarrollo y un final. En el primer acto de la historia se presenta a los personajes, un postulado y el escenario. Normalmente esa fase ocupa una cuarta parte de la duración de la película. En el segundo acto (la mitad de la duración total), se asiste al conflicto y a la acción, mientras que en el tercero se resuelve la historia. Hemos presentado el formato de un modo quizá excesivamente simplificado, que hay que embellecer con estrategias como giros argumentales que contribuyan al fluir de la historia. La sabiduría convencional ubica esos elementos hacia el final del primer acto, cuando el héroe se ve forzado a actuar. En el segundo acto, ya sea en la mitad o hacia el final, tiene lugar una suerte de crisis que afecta al protagonista. Entonces la historia alcanza un clímax justo antes del final del tercer acto, donde puede resolverse todo en un final feliz a lo Hollywood.


EL PERIPLO DEL HÉROE

Existe otra estructura, más complicada y basada en los relatos mitológicos, que se ha dado en llamar el periplo del héroe. A partir de los estudios académicos del psiquiatra Carl Gustav Jung y de las teorías mitológicas de Joseph Campbell, esta forma narrativa descompone a los personajes y los acontecimientos para convertirlos en arquetipos. Los hechos se desarrollan en una secuencia preescrita. Puede parecer una perspectiva narrativa un tanto rígida, pero el truco consiste en no utilizarla para planificar la historia sino para analizarla y para mejorarla una vez escrita.

Las mejores historias se nos ocurren de pronto, como un destello surgido de la nada. Si no partes de uno de esos momentos de inspiración, escribe la historia con tanta libertad como te sea posible, sin detenerte a considerar ni la estructura ni el contenido. Al terminar el primer borrador, léelo detenidamente y revísalo hasta darle una forma razonablemente comprensible.

Compara entonces la lista de arquetipos que presentamos para ver cuáles has utilizado y analiza la historia a la luz de la estructura del periplo del héroe. Normalmente, funciona mejor en una historia contada en tres actos, pero probablemente hallarás sus elementos incluso en una historia breve de un solo acto. Existe incluso la manera de contar todo el periplo en un film de cinco o diez minutos, pero será mejor que no lo fuerces.

Muchos de los guionistas estrella de la factoría hollywoodiense y de los especialistas en guiones se inclinan por esta estructura mítica, en buena medida porque apela directamente a la parte inconsciente de nuestra mente (muchos la llaman subconsciente, pero no es lo mismo).


ESTO ES OTRA HISTORIA

Un film de 15 minutos puede contener todos los elementos de la estructura mitológica de tres actos, esté conscientemente planificado o no. En el universo actual de los cortos, 15 minutos es bastante tiempo. ¿Hay que intentar apiñar todos esos elementos en una película de cinco minutos? ¿Es necesario que tenga tres actos? La respuesta es no.

Lo más importante es que expreses tu idea con la máxima claridad y concisión. Cuando escribas tu historia tendrás que decidir qué elementos precisas y cuáles descartas. Ten presente que tu medio es visual, "muestra" -más que "cuenta"- todos los aspectos de la historia y de la caracterización que te sea posible. Pregúntate cuál es la manera más eficaz de mostrarlos y que duración debe tener la secuencia en la que lo hagas.

No incurras en el error de pensar que las películas o historias cortas son una opción fácil, pues necesitan una construcción mucho más cuidadosa que las largas, como refleja la cita del físico y matemático francés Blaise Pascal, quien, en la posdata de una de sus largas cartas anotó: "Le ruego disculpe que la carta sea tan larga, no disponía de tiempo para hacerla más corta".


Chris Patmore Debutar en el cortometraje